Siempre hay que hacerle caso a una madre y aún más cuando están en juego temas relacionados con la cirugía plástica y el bótox. Mira que me lo tiene dicho, que ni se me ocurra bajo ningún concepto ponerme bótox que yo ni tengo arrugas ni nada que se le parezca. De todas maneras siempre me queda esa duda de que quizás sólo sea pasión de madre. Pero después de ver a Denise Richards en la foto que acompaña a este post, acabo de gastarme en cosas innombrables los ahorros que tenía destinados al bótox.
Denise estaba deseosa de que llegara la noche del sábado para poder estrenar su nuevo rostro en la 6th Annual Pink Party, que se celebra como su nombre bien indica, anualmente en Hollywood. Los días previos a la puesta de largo de su nueva cara seguro que imaginaba uno por uno todos los piropos, halagos y alabanzas que le dedicarían los asistentes a la fiesta, deslumbrados al ver la nueva belleza que emanaba de su contorno facial.
Pero los sueños de galanterías que se había hecho en su cabeza se tornaron instantáneamente pesadillas al comprobar con horror que nadie le decía nada, ni tan siquiera la insultaban o le decían que se había pasado con la toxina botulínica. La única reacción que provocó fue el silencio a su alrededor.
Estoy convencido que si ahora por casualidad, uno de los extraterrestres contra los que luchaba en Starship Troopers se cruzara con ella en un callejón medianamente iluminado, saldría corriendo de manera despavorida al descubrir el inanimado rostro de Denise.
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